Trabajo Social, vocación y perseverancia

160315 Día Internacional Trabajo Social

Hay en el mundo determinadas profesiones que sólo pueden lograr su fin último si quienes la ejercen lo hacen desde la vocación. Hoy se celebra el Día Internacional del Trabajo Social y aquí, en La Aldea, hay muchísima vocación. Si la pasada semana conocíamos a una jefa de cocina de altos fogones, este martes conoceremos un poco más a Teresa Ojeda, -sí, a Tere-

El Colegio Oficial de Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de Las Palmas define el trabajo social como una profesión que “promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas”.

La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria diplomó en Trabajo Social a Teresa Ojeda en junio de 1993. Aunque en sus inicios universitarios coqueteó con la Filología Hispánica, otra de sus grandes pasiones. Durante sus prácticas estudiantiles navegó por la capital grancanaria, en su Ayuntamiento trabajó gracias a un primer contrato de seis meses, pero pronto le llegó la oportunidad en su pueblo natal. El 15 de enero de 1996 comenzó a trabajar en el Ayuntamiento de La Aldea adscrita al Centro de Discapacidad.

Su formación académica y vocación le han permitido desarrollar su trabajo en diferentes departamentos como en el Programa de Menores y Familia, en el Centro de Mayores, en el servicio de información y orientación, en la atención a la drogodependencia.

«Las sociedades prosperan cuando la dignidad y los derecho de todos los pueblos se respetan», Federación Internacional de Trabajadores Sociales (IFSW, por sus siglas en inglés)

La Aldea posee un gran prestigio fuera del municipio por el enorme esfuerzo que realizan todas las personas involucradas en los Servicios Sociales, las galas en las que han participado han demostrado ese gran trabajo. El camino se diversifica y las necesidades de las personas siguen presentes. Teresa Ojeda recalca que deben ser “promotores del cambio social en positivo”.

“Encontré mi vocación cuando descubrí que había una forma de poder ayudar a otras personas gracias a esos grupos de base de parroquia”

Reconoce que es una profesión dura “porque no siempre comprenden su trabajo y debemos tomar decisiones complicadas”. Señala que su obligación es estar donde nadie quiere estar y ver cosas que nadie quiere ver. Pero, “hemos decidido tomar este camino porque creemos en lo que hacemos y son muchas las ocasiones en las que es enriquecedor llegar al trabajo y comprobar cómo te devuelven esa positividad”.

“Uno de esos ejemplos lo tuvimos la semana pasada con el Encuentro de Murgas y en el que participó el Centro de Atención a Personas con Discapacidad. Trabajamos con el objetivo de la normalización y lo estamos logrando, poco a poco, pero nos enorgullece ver cómo reaccionan ellos y su entorno”, señala Teresa Ojeda.

“Necesitamos hacer visible nuestra profesión porque su imagen está bastante destruida y minusvalorada”

La formación académica se ha especializado y ahora hay muchos estudios. “Hay muchos jóvenes que se acercan a preguntarme por nuestro trabajo y yo siempre les digo que sea cual sea su decisión, la vocación debe ser lo que les guíe”, subraya.

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