Sanidad recuerda que es imprescindible la protección solar todo el año

Sol directo

Sanidad recuerda que los daños en la capa de ozono de la atmósfera unido a la reflexión de la luz en las partículas de contaminación apuntan a ser una de las causas por la que el sol es más agresivo

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias recuerda la importancia de prevenir el daño causado por la exposición al sol empleando barreras como los fotoprotectores, sombreros, ropa holgada de color oscuro y gafas de sol. El uso de fotoprotector es imprescindible no sólo en verano, sino durante todo el año, dado el elevado nivel de radiación solar que tiene nuestro territorio.

La exposición a la luz solar intensa ataca las membranas de las células de la piel y acelera el envejecimiento cutáneo, ataca la inmunidad, y propicia la aparición de tumores benignos e incluso malignos como el melanoma. Este daño es acumulativo (la piel tiene memoria) por lo que es muy importante estar fotoprotegido desde los primeros años de vida.

El Sol es imprescindible para la vida y tiene efectos muy beneficiosos sobre nuestro organismo: estimula la formación de vitamina A y D, lo que contribuye a la formación y consolidación de huesos y dientes. Ayuda también a mejorar nuestro estado de ánimo. Pero también causa daños irreversibles que pueden evitarse con una adecuada protección.

La actividad de los rayos UVA y UVB es la responsable de un aumento de la pigmentación cutánea (piel morena); muchas veces buscada, pero que no debemos confundir con estar más sano, ni más delgado, ni tener una piel más bella, sino que es una situación pasajera que pagamos con un gran daño para la piel.

Efectos negativos

Los efectos negativos de la radiación solar sol pueden ser inmediatos: quemaduras, pigmentación, insolación, alteraciones del sistema inmunitario. Además, a medio y largo plazo el sol es el responsable del envejecimiento prematuro de la piel, causa cataratas y otras enfermedades oculares, y, el efecto más perjudicial de todos: causa cáncer de piel.

Las quemaduras solares de segundo grado, especialmente en la infancia, multiplican por dos las posibilidades de desarrollar un melanoma, tumor de la piel que tiene una incidencia de entre ocho y nueve casos anuales por 100.000 habitantes y que, aunque en un 85 por ciento de los casos se cura, en el 15 por ciento restante tiene un mal pronóstico.

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